Page 43 - Banca Pueyo 125 Anos
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Poniendo las bases (1939-1956)

“La economía española salió de la guerra con dos grandes las-
tres. Por un lado, su capacidad para recuperarse quedó mermada
por la pérdida de vidas humanas, el exilio de un contingente muy
significativo de su población y la destrucción de equipo productivo
e infraestructuras. Pero más importante aún, durante la guerra se
pusieron en práctica los principios básicos de la política económica
que iban a estar en vigor en las décadas siguientes: autarquía, inter-
vencionismo e industrialización acelerada a cualquier coste1.”

Después de un paréntesis de poco más de dos años debido a la guerra

civil, se retoma la actividad financiera a partir del 1 de septiembre de 1939, fecha

que, hasta día de hoy, ha quedado como el inicio del ejercicio ininterrumpido.

Es precisamente uno de los hechos que más honran a su actividad, la frase

expresada por muchos ahorradores y que tienen a gala como un logro en su

periplo mercantil, pues se devolvió hasta el último céntimo de todos los clientes

con los que contaba Pueyo Hermanos antes de la guerra. Sería, por lo tanto, “el

único banco que devolvió todo el dinero a los clientes.”

No obstante, poco tiempo después, fallecía Luis

del Pueyo y Pueyo. Corría el año 1941 y a partir de enton-

ces se haría cargo de la gestión su hermano, Ricardo del

Pueyo y Pueyo2. Estos años y los siguientes serán duros,

muy duros. Es la posguerra que de forma directa abate a

un país autárquico y destrozado y a una economía local

azotada por el hambre y la pobreza.

La familia del Pueyo tenía por entonces varias pro-

piedades rústicas, algunas bien conocidas en la comarca, Luis del Pueyo y Pueyo
como El Merino o La Redondilla. Esta última, en el término

municipal de Don Benito, destaca especialmente desde el punto de vista de su

producción vitivinícola. Como nota curiosa, apuntaremos que años atrás Javier

del Pueyo había promovido el cultivo de cepas con la apreciada uva cabernet

sauvignon, proveniente de la afamada región francesa de Burdeos. Estas hacien-

das pasarán a formar parte de una heredad aun mayor, que a continuación pasa-

mos a detallar.

Sobre el patrimonio del banquero fallecido nos habla el documento3

señalado con anterioridad y que lo valoraba en un total de 949.000 pesetas. En

el mismo, constaban bienes de diversa naturaleza con su correspondiente tasa-

ción, como dinero en metálico, títulos de deuda, obligaciones sobre los Ferro-

carriles Andaluces, ajuar doméstico, propiedad de las mitades de dos casas,

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