Page 17 - Banca Pueyo 125 Anos
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Los inicios (1890-1920)
“(…) El gran despegue económico de la sociedad actual tiene
su germen en la primera revolución industrial. Por ello, la gran
mayoría de los bancos españoles actuales tienen sus raíces en la
última mitad del siglo XIX.1”
La historia moderna de la banca española había comenzado poco antes
de la implantación del negocio crediticio de la familia del Pueyo en Villanueva de
la Serena. A finales del siglo XIX, la ciudad se había convertido en una localidad
próspera, con una economía dinámica. Las perspectivas de negocio eran lo sufi-
cientemente atractivas como para iniciar una actividad económica de diversa
naturaleza: financiera, comercial o industrial y con expectativas de consolidación.
Así lo debieron ver los primeros miembros de la familia del Pueyo, quienes deci-
dieron instalarse de forma definitiva en esta ciudad e implantar su negocio de
préstamos y créditos como casa de banca, al margen de otras industrias que
ejercían.
El país, en esta segunda mitad de siglo, había iniciado la modernización
de las relaciones financieras. Valga como ejemplo que hacia 1856, las Cortes
españolas aprueban la Ley de Bancos de Emisión y la Ley de Sociedades de
Crédito, para intentar regular de alguna forma la actividad bancaria, que disfru-
taba en esos momentos de un despegue capitalista e inversor, sobre todo en
los sectores industrial y ferroviario, los cuales comenzaban a despuntar hacia
estas fechas. Con esta ley, el Banco de San Fernando pasará a denominarse2
Banco de España y a partir de ahí su papel en la intervención financiera del país
se verá incrementado. Por otro lado, en 1868, durante el gobierno provisional
del General Serrano, se aprueba la utilización de la peseta como moneda de
curso legal para todo el territorio nacional.
Empiezan a aparecer los grandes bancos del país, como el Banco
Español de Crédito3 (en 1856) o aquellos que habían nacido al amparo de
estas nuevas actividades económicas, como fueron los casos del banco de
los ferrocarriles, Banco de Bilbao en 1857, el Santander en el mismo año o
el banco de las eléctricas, Banco de Vizcaya, fundado en 1901. Otra de las
entidades que nacería en los albores del siglo XX fue el Banco Hispano Ame-
ricano (1900), creado tras las pérdidas coloniales caribeñas (Cuba y Puerto
Rico) y como consecuencia de la repatriación de capitales.
La aprobación de la Ley General de Ferrocarriles, en 1855, supuso el
despegue de la banca a partir de entonces y la llamada de capital extranjero
(con las inversiones de la familia Rothschild como ejemplo más conocido o el
del Marqués de Salamanca, sobre todo para la financiación del entramado viario,
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“(…) El gran despegue económico de la sociedad actual tiene
su germen en la primera revolución industrial. Por ello, la gran
mayoría de los bancos españoles actuales tienen sus raíces en la
última mitad del siglo XIX.1”
La historia moderna de la banca española había comenzado poco antes
de la implantación del negocio crediticio de la familia del Pueyo en Villanueva de
la Serena. A finales del siglo XIX, la ciudad se había convertido en una localidad
próspera, con una economía dinámica. Las perspectivas de negocio eran lo sufi-
cientemente atractivas como para iniciar una actividad económica de diversa
naturaleza: financiera, comercial o industrial y con expectativas de consolidación.
Así lo debieron ver los primeros miembros de la familia del Pueyo, quienes deci-
dieron instalarse de forma definitiva en esta ciudad e implantar su negocio de
préstamos y créditos como casa de banca, al margen de otras industrias que
ejercían.
El país, en esta segunda mitad de siglo, había iniciado la modernización
de las relaciones financieras. Valga como ejemplo que hacia 1856, las Cortes
españolas aprueban la Ley de Bancos de Emisión y la Ley de Sociedades de
Crédito, para intentar regular de alguna forma la actividad bancaria, que disfru-
taba en esos momentos de un despegue capitalista e inversor, sobre todo en
los sectores industrial y ferroviario, los cuales comenzaban a despuntar hacia
estas fechas. Con esta ley, el Banco de San Fernando pasará a denominarse2
Banco de España y a partir de ahí su papel en la intervención financiera del país
se verá incrementado. Por otro lado, en 1868, durante el gobierno provisional
del General Serrano, se aprueba la utilización de la peseta como moneda de
curso legal para todo el territorio nacional.
Empiezan a aparecer los grandes bancos del país, como el Banco
Español de Crédito3 (en 1856) o aquellos que habían nacido al amparo de
estas nuevas actividades económicas, como fueron los casos del banco de
los ferrocarriles, Banco de Bilbao en 1857, el Santander en el mismo año o
el banco de las eléctricas, Banco de Vizcaya, fundado en 1901. Otra de las
entidades que nacería en los albores del siglo XX fue el Banco Hispano Ame-
ricano (1900), creado tras las pérdidas coloniales caribeñas (Cuba y Puerto
Rico) y como consecuencia de la repatriación de capitales.
La aprobación de la Ley General de Ferrocarriles, en 1855, supuso el
despegue de la banca a partir de entonces y la llamada de capital extranjero
(con las inversiones de la familia Rothschild como ejemplo más conocido o el
del Marqués de Salamanca, sobre todo para la financiación del entramado viario,
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