Page 33 - Banca Pueyo 125 Anos
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La consolidación (1920-1938)
o la fábrica de alco-
holes y aguardientes
de Hijos de José
Álvarez, que por
capital sería en esta
década la más
importante de la
localidad, aunque
también como
exportador en el
sector vitivinícola
despuntaban las
bodegas de José
Marín Lahoz. A la
lista anterior habría
que añadir la fábrica
de campanas de la
familia Villanueva,
cuyo sonido tañía en Anuncio publicado en el Anuario Industrial-Mercantil de 1926
diversas iglesias y
catedrales españolas o incluso en algunos templos filipinos o cubanos; la familia
Gil, que desarrollaba una actividad agropecuaria de reconocido prestigio, sobre-
saliendo su fama a través de la crianza de mulas; o el caso de los Hermanos
Pineda, quienes regentaban unos talleres de forja de donde salieron rejas, verjas
o lámparas artísticas y que con el tiempo se convertirían en proveedores para
muchas de las obras arquitectónicas que se realizaron a lo largo del siglo XX,
tanto en la ciudad como fuera de ella. Otros negocios regentados por gentes
provenientes de la sierra de Cameros y que continuaban ejerciendo su industria
por esas fechas son el de Vicente Vacas, en la calle Tiendas, comercio dedicado
a la venta de tejidos, o el de Manuel Santolalla, bajo la denominación de La
Camerana, que producía chocolates a vapor.
No olvidemos, sin embargo, que el entramado social y económico está
vinculado con el desarrollo de las tareas en la actividad primaria. Es este sector
precisamente el que sirve como base para una sociedad anclada en modelos
productivos arcaicos. Las actividades agrícolas relacionadas con el cultivo de
cereal, vid y olivo son las que más peso tienen en nuestra población, destacando
la afamada uva de Villanueva, etiqueta que venía a significar un marchamo de
calidad. Cabe destacar también la actividad ganadera, con la oveja merina como
animal de mayor consumo y explotación, sobre todo gracias a sus apreciadas
lanas, carnes y derivados, como el queso de la comarca de La
Serena; a la que se uniría el cerdo, con destino al consumo
doméstico y con nulo o escaso tejido industrial de transforma-
ción.
Volviendo al contexto político-económico de esta
década, conviene señalar la desaparición de la gran mayoría de
las casas de banca, que comienza ahora y continuará de forma
más acelerada en la siguiente década, lo que parece indicar que
la razón de ser de las mismas ya no tiene sentido en un mercado Billete de 1925
más competitivo, puesto que el objetivo de estas entidades
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o la fábrica de alco-
holes y aguardientes
de Hijos de José
Álvarez, que por
capital sería en esta
década la más
importante de la
localidad, aunque
también como
exportador en el
sector vitivinícola
despuntaban las
bodegas de José
Marín Lahoz. A la
lista anterior habría
que añadir la fábrica
de campanas de la
familia Villanueva,
cuyo sonido tañía en Anuncio publicado en el Anuario Industrial-Mercantil de 1926
diversas iglesias y
catedrales españolas o incluso en algunos templos filipinos o cubanos; la familia
Gil, que desarrollaba una actividad agropecuaria de reconocido prestigio, sobre-
saliendo su fama a través de la crianza de mulas; o el caso de los Hermanos
Pineda, quienes regentaban unos talleres de forja de donde salieron rejas, verjas
o lámparas artísticas y que con el tiempo se convertirían en proveedores para
muchas de las obras arquitectónicas que se realizaron a lo largo del siglo XX,
tanto en la ciudad como fuera de ella. Otros negocios regentados por gentes
provenientes de la sierra de Cameros y que continuaban ejerciendo su industria
por esas fechas son el de Vicente Vacas, en la calle Tiendas, comercio dedicado
a la venta de tejidos, o el de Manuel Santolalla, bajo la denominación de La
Camerana, que producía chocolates a vapor.
No olvidemos, sin embargo, que el entramado social y económico está
vinculado con el desarrollo de las tareas en la actividad primaria. Es este sector
precisamente el que sirve como base para una sociedad anclada en modelos
productivos arcaicos. Las actividades agrícolas relacionadas con el cultivo de
cereal, vid y olivo son las que más peso tienen en nuestra población, destacando
la afamada uva de Villanueva, etiqueta que venía a significar un marchamo de
calidad. Cabe destacar también la actividad ganadera, con la oveja merina como
animal de mayor consumo y explotación, sobre todo gracias a sus apreciadas
lanas, carnes y derivados, como el queso de la comarca de La
Serena; a la que se uniría el cerdo, con destino al consumo
doméstico y con nulo o escaso tejido industrial de transforma-
ción.
Volviendo al contexto político-económico de esta
década, conviene señalar la desaparición de la gran mayoría de
las casas de banca, que comienza ahora y continuará de forma
más acelerada en la siguiente década, lo que parece indicar que
la razón de ser de las mismas ya no tiene sentido en un mercado Billete de 1925
más competitivo, puesto que el objetivo de estas entidades
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